Flavia

Salt Lake City, EE.UU

Que no hay que compararse con nadie, sólo con uno mismo y siempre hay que intentar ser mejor.

¿Por qué tomaste la decisión de continuar tus estudios en este país?

Siempre he querido ir a estudiar a un país de habla inglesa y los Estados Unidos siempre han sido uno de mis grandes sueños.

¿Cómo eran tus habilidades lingüísticas cuando te fuiste y luego a la hora de regresar?

Cuando me fui tenía un nivel B2  y me creía que hablaba inglés. Justo después de llegar me di cuenta de que no era así. Lo que más me costaba hasta el momento de irme era entender lo que me decían. Al principio me resultó difícil pero con el tiempo me fue yendo mejor. Ahora no digo que hable perfectamente porque cometo muchos errores gramaticales pero entiendo todo, pienso en inglés, conozco un montón de palabras y lo más importante es que hablo con confianza.

¿Cómo fue el proceso de integración? ¿Te resultó difícil acostumbrarte al nuevo entorno? ¿Cómo era el ambiente? ¿Y en la familia anfitriona?

El entorno es totalmente diferente allí así que tardé un poco en acostumbrarme aunque eso sí, me encantó desde el principio. Mi familia anfitriona era mejor de lo que podía pedir. Desde el primer día me trataron como a un miembro más de la familia y me ayudaban un montón. En la escuela había 3.000 estudiantes, lo que me resultó un poco chocante al principio. Lo bueno era que conocí a todo tipo de personas.

¿Cuál fue tu primera impresión al llegar y cómo cambió después?

Al llegar, cuando íbamos a casa desde el aeropuerto y miraba por la ventanilla del coche, todo era como en las películas. Las casas, las tiendas, los coches, las escuelas… En serio, todo  parecía perfecto. Naturalmente, con el tiempo me di cuenta de que la gente allí también era tan humana como yo. Al principio me sentía bastante fuera de lugar pero progresivamente la cosa cambió. Al cabo de un par de meses ya me sentí parte de la vida de allí.

 ¿Cómo describirías uno de tus días de la semana, un fin de semana y tus vacaciones escolares?

Entre semana volvía a casa de la escuela con mi hermano y con mi hermana anfitriones. Al principio del curso pasaba más tiempo con mi familia por las tardes y los fines de semana porque no conocía a nadie. Hacíamos muchas cosas juntos como ir a cenar, a los partidos de fútbol de mi hermano y, por supuesto, los viernes íbamos con los amigos a ver partidos de fútbol americano a la escuela secundaria. Tenía que estudiar menos en los EE.UU. pero sí que nos daban bastantes deberes. Los hacía entre semana porque allí nadie estudiaba los fines de semana. Durante las vacaciones de otoño fuimos a México, en las de invierno a la casa de vacaciones de la familia en Del Utah y, en las de primavera, a Hawái. Además, estuve en Disneyland y en Las Vegas. La verdad es que tuve suerte porque pude ir a muchos sitios.

 ¿Qué tipo de asignaturas tenías en la escuela?

En el primer semestre tuve Matemáticas, Religión, Fotografía, Inglés, Cerámica, Cocina, Educación Física e Historia Americana. En el segundo, Matemáticas, Religiones del mundo, Religión, Inglés, Historia, Cuidado infantil, Arte dramático y Gobierno Estadounidense.

Cómo era la relación entre los estudiantes y los profesores?

Mucho más informal y abierta. Los profesores sabían que era una estudiante de intercambio y por eso me ayudaban mucho. Con la escuela no tuve ningún problema.

 ¿Cómo transcurría una clase en general?

Las clases duraban 90 minutos así que tenía 4 clases al día con 5 minutos de pausa entre cada una y una pausa de 40 minutos para la comida. No teníamos libros porque normalmente los profesores nos daban el material impreso, trabajábamos en proyectos o simplemente nos explicaban algo y nosotros tomábamos apuntes. Todo era muy interactivo, siempre hacíamos algo interesante y nunca tuve la sensación de que lo que estudiábamos era aburrido.

 ¿Cuál es la mayor diferencia entre una escuela de allí y otra de aquí?

Me da la impresión de que en mi país tenemos que estudiar mucho pero demasiadas cosas que no son importantes… Por eso se nos olvidan en unos días. En los Estados Unidos no te ponen una nota según el conocimiento léxico que tengas sino por la comprensión del material que te hayan entregado, si prestas atención en las clases, tu nivel de creatividad y si eres capaz de entender las interrelaciones entre los temas. Nunca teníamos que aprendernos las cosas de memoria, sólo escribir ensayos, redactar nuestra opinión sobre cierta cuestión o elaborar un proyecto.

o primero es que he aprendido inglés y me he vuelto más segura de mí misma.
Que no hay nada que temer. Disfrutad cada minuto, nunca juzguéis a una persona tras la primera impresión,

¿Te sorprendiste alguna vez por algo que atribuyeras a una diferencia cultural?

Comen fuera con mucha frecuencia y nadie cocina en casa. Seguro que se gastan la mayor parte del dinero en comida. Además, mi familia anfitriona era  mormona y no sabía nada de los mormones antes de irme a  EE. UU. Sí que hubo algunas cosas diferentes.

 ¿Cómo era tu familia anfitriona? ¿Cómo era tu relación con ellos?

Tuve mucha suerte porque llegué a sentirme como en casa con mi familia anfitriona bastante rápido. Me llevaba muy bien con todos y la verdad es que no tuve ningún problema con ellos durante los 10 meses.

¿Cuál fue tu mejor experiencia?

He tenido muchas buenas experiencias pero quizás una de las mejores fue cuando me fui 10 días a Hawái con mi familia anfitriona. Antes nunca había estado en un lugar como Maui, que era preciosa. Vi y probé muchas cosas nuevas allí y disfrute cada minuto de mi estancia.

 ¿Qué fue lo más difícil para ti?

Aquí mi madre y yo tenemos una relación muy cercana y antes de irme siempre lo decidíamos todo juntas. Como ella no estaba en Estados Unidos, tuve que tomar decisiones sola, cosa que no fue  fácil al principio pero al final me acostumbré.

¿Cuál fue tu mayor éxito?

Entrar en el equipo de lacrosse y jugar durante toda la temporada sin haber conocido este tipo de deporte antes. Era una sensación muy buena ver cómo iba mejorando día tras día, como iba perfeccionándolo.

 ¿Cuál crees que fue la mayor ventaja del programa para ti?

Lo primero es que he aprendido inglés y me he vuelto más segura de mí misma. Durante este año he conocido a mucha gente nueva y me he vuelto más receptiva hacia todos. He aprendido que hay que ver el lado positivo de las cosas porque, por muy difícil que parezca una situación, siempre tiene algo positivo, solo hay que buscarlo.

¿En qué has cambiado?

Me he vuelto más independiente y más segura de mí misma. No me siento insegura en situaciones raras o desconocidas. Pienso de una manera más positiva y busco el lado bueno de todas las cosas.

¿Qué lecciones de la vida has aprendido?

Que no hay que compararse con nadie, sólo con uno mismo y siempre hay que intentar ser mejor. Debemos definir nuestros objetivos y sueños y trabajar duro para conseguirlos. He dicho muchas veces que no puedo hacer algo, que es demasiado difícil, que me da miedo o que es demasiado para mí. Este año me he dado cuenta de que precisamente por mi actitud negativa no podía conseguir lo que quería. Lo más importante es que, pase lo que pase, creas siempre en ti mismo.

 ¿Cómo te sentiste después de regresar?

Es difícil… Ahora tengo que acostumbrarme otra vez a mi vida de aquí. Llegué hace unos días, por eso todavía necesito tiempo pero por supuesto me ayuda mucho estar con mi familia y amigos.

 ¿Cuáles son tus planes de futuro?

Todavía me quedan dos años en el instituto. Después quiero ir a estudiar a una universidad en Italia porque me atrae mucho la cultura y también quiero aprender otro idioma.

 ¿A quiénes recomendarías el programa?

La verdad es que a todo el mundo. A los que sean un poco más tímidos para que se abran y cojan seguridad en sí mismos. A los que busquen aventuras para experimentar muchas cosas nuevas y hacerse muchos nuevos amigos para toda la vida. A los que no estén seguros para que se vayan y se encuentren a sí mismos. Es la mejor oportunidad para pasar página y ser quien quieras ser. Además, un segundo idioma siempre viene bien.

¿Qué consejo le darías a los que se van a ir?

Que no hay nada que temer. Disfrutad cada minuto, nunca juzguéis a una persona tras la primera impresión, sed vosotros mismos, haced lo que os haga felices y rodeaos de las personas que os hagan felices también.